Arévalo, filósofo, educador y estadista

La vigencia del ideario de Juan José Arévalo

Ernesto Sitamul[1]

El Centro de Estudios Urbanos y Regionales, CEUR, de la Universidad de San Carlos, presentó el pasado 17 de octubre, el libro electrónico titulado ARÉVALO, filósofo, educador y estadista, una compilación de dos connotados intelectuales, el maestro Mario Roberto Morales (+) y el filósofo Olmedo España.

Como lo expresé en el chat del evento digital, la presentación de esta obra no pudo ser más afortunada, por llevarse a cabo en la víspera de los 79 años de la revolución octubrina y el inicio de la primavera democrática, con la presidencia de Juan José Arévalo Bermejo. 

Con esta gesta, de profundas transformaciones sociales, educativas, culturales y económicas, se dio paso a la transición de Guatemala hacia la modernidad, como lo afirmaron dos de los panelistas, Danilo Dardón Flores y Édgar Celada.

La dimensión del pensamiento arevalista trascendió no solo en Guatemala y Argentina, país donde estudió, sino en toda América Latina. Otra panelista, Yesenia Martínez, coordinadora de Posgrados de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, destacó la vinculación que hizo Arévalo entre la educación y la cultura, desde una visión humanista y de convivencia social, para formar hombres libres y dignos.

Martínez también resaltó que Arévalo fue un promotor convencido de la unión centroamericana, un desafío que aún sigue pendiente de alcanzar.

La obra de Arévalo todavía no ha sido superada, a pesar que han transcurrido 79 años, afirmó el maestro Dardón Flores, al recordar que Olmedo España se refiere al primer presidente de la primavera democrática como “Benemérito de la educación”.

Baste citar algunos ejemplos del gobierno arevalista, que trascienden el tiempo y la historia del Siglo XX en Guatemala:

Las escuelas tipo Federación, la transformación de las escuelas normales (formadoras de maestros), declarar de utilidad pública la alfabetización, la fundación de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala, los principios de una educación humanista y liberadora, como lo señala Dardón Flores, con el desarrollo de conceptos como la autonomía del aula, la libertad de cátedra, el criterio docente y el pensamiento crítico. En el deporte, con Arévalo se construye la ciudad olímpica, también conocida como ciudad de los deportes, y se celebran en Guatemala los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en 1950.

Si la educación arevaliana aspira a crear hombres libres y dignos, esta educación debe trascender a otras dimensiones del ser humano, como lo afirma Édgar Celada, cuando expresó: “no puede ser digna una nación, donde los ciudadanos no puedan vivir dignamente lo psicológico, económico y social”.

Otros eventos que marcaron la obra de Arévalo son: el Código de Trabajo, que reguló las relaciones obrero patronales y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, que benefició y sigue beneficiando a los trabajadores, razón suficiente para que éstos defiendan su institucionalidad, y proponer reformas que tiendan a su fortalecimiento, para extender la base de beneficiarios.

De lo expuesto por los expositores ya identificados, resalto algunas ideas que pude apuntar, a manera de conclusiones, con el fin de dejar en los lectores o auditorio, una idea general de la trascendencia que tuvo (y sigue teniendo) el gobierno arevalista de 1945-1951.

-La educación debe jugar un rol central en la construcción de la democracia y del socialismo espiritual. Educación liberadora y crítica, que forme ciudadanos dignos y libres.

-Una sociedad será digna y libre, en la medida que sus ciudadanos vivan esa dignidad en lo psicológico, social y económico.

-Durante la presidencia de Juan José Arévalo no hubo culto a la personalidad. Siempre destacó el rol de sus equipos de trabajo en los logros de su gestión gubernamental.

Jacaltenango, 19 de octubre de 2023.


[1] Opinión personal. El autor ha sido periodista en radio, prensa y televisión. Socio fundador de la Asociación IXIM, la cual realiza proyectos de educación cívica para contribuir al desarrollo local, por medio de la participación ciudadana.