Manejo de la basura es tarea municipal
Ernesto
Sitamul
El Código Municipal desarrolla las normas constitucionales del régimen municipal, que incluye la autonomía, el gobierno del municipio, sus recursos económicos y bienes, entre otros asuntos. También contempla que los gobiernos municipales tendrán dos tipos de competencias, unas propias y otras delegadas.
Traigo a colación esta introducción, a propósito de un reciente foro virtual organizado por Ojoconmipisto, titulado Guía de Vecinos, en el que la expositora, ingeniera Ana Victoria Ramírez se refirió a la competencia municipal en materia de ambiente, la cual tiene como sustento dos artículos del Código Municipal. Por un lado, figura como una competencia del concejo municipal (alcalde, concejales y síndicos), que abarca el ordenamiento territorial y control urbanístico (art. 35). Asimismo, dentro de las nueve comisiones internas de la corporación municipal hay una que debe atender asuntos de Infraestructura, ordenamiento territorial, urbanismo y vivienda, y otra que incluye los temas de turismo, ambiente y recursos naturales (art. 36).
La gestión de los desechos sólidos o basura corresponde a las
municipalidades, como una competencia propia (Art. 68), cuando en el inciso “a”
le señala al gobierno local que debe cumplir, entre otras, con la formulación y
coordinación de una política pública, que incluya planes y programas para la
recolección, tratamiento y disposición final de desechos y residuos sólidos.
Los
gobiernos municipales tienen la facultad de emitir reglamentos u ordenanzas
para crear oficinas administrativas y técnicas, como el caso de la Unidad de
Gestión Ambiental (Ugam). Sin embargo, no todas cuentan con reglamento, como el
caso de la comuna de Jocotenango, Sacatepéquez[1].
Cuando falta sustento jurídico se corre el riesgo de que tales dependencias tomen
decisiones discrecionales o arbitrarias.
La
gestión y manejo adecuado de la basura genera ingobernabilidad ambiental,
porque tiene consecuencias contaminantes, afectando derechos humanos a la salud
y a un ambiente sano. Sin embargo, los alcaldes, que son los responsables de la
administración de los servicios públicos municipales se hacen los papos ante el
creciente problema de la basura. Es evidente que falta voluntad política y
visión de futuro.
Para
ilustrar esa crisis, basta con mencionar tres casos, el botadero de basura de
la zona 3 capitalina, que genera 2 mil a 2,500 toneladas diarias de basura,
según estudios del experto César Masella. Otro es el caso del basurero situado en el
kilómetro 22 de la carretera hacia el sur del país, que está por cerrarse, lo
que creará serios problemas para unas 35 municipalidades que envían a ese sitio
sus basuras. Y el tercero es el botadero conocido como “Choconal” en Antigua
Guatemala, el cual ya debería haberse clausurado, pero las disposiciones del
Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales no se han cumplido.
Los
alcaldes se quejan que no tienen suficientes recursos para la construcción de
plantas de tratamiento de desechos sólidos, pero lo que realmente les falta de
visión política y compromiso real a favor del medio ambiente. En el Código
Municipal hay una solución. Consiste en la creación de mancomunidades (dos o
más municipalidades) para atender y resolver problemas comunes. A propósito, en
2021, el presidente de los alcaldes de Sacatepéquez, Federico Betancourt, dijo vagamente
que promovería una mancomunidad, pero a la fecha no se mira nada claro.
En
Guatemala es obvio el mal manejo de la basura, lo cual se puede observar en
lagos y ríos de todo el país. Abundan los basureros llamados clandestinos. Las
comunas los tienen enlistados, pero conviven con ellos, siendo tolerantes a
prácticas vecinales, que atentan contra el medio ambiente. Los rótulos que
anuncian sanciones económicas por tirar basura en determinados sitios solo es
adorno, pues no se aplican a los infractores.
La
relación entre la autoridad municipal y los vecinos en torno de la basura, ha
generado un círculo vicioso, que hace imposible sanear las aguas de ríos y
lagos. Ha habido iniciativas público privadas y de organizaciones no
gubernamentales para transformar esa realidad, mediante proyectos para limpiar
esos cuerpos de agua, pero a los pocos meses, otra vez está el problema,
generado por los vecinos y visitantes. Este es el caso de la limpieza que se
hace en los lagos Atitlán y Amatitlán.
El
mal manejo municipal de la basura ha llegado a tal grado de deterioro, que el
gobierno de Honduras ha presentado denuncias contra su homólogo de Guatemala,
por la contaminación del Río Motagua, que arrastra toneladas de basura, las
cuales van a parar al vecino país, causando, además de la contaminación, desastres
en comunidades y sitios cercanos por donde recorre ese río. La situación se
agudiza especialmente en época de invierno.
A manera de conclusiones
-Estando
claro que el tema de los desechos y residuos sólidos es competencia de las municipalidades.
Éstas deben realizar campañas educativas para que el vecindario clasifique la basura
que produce y pague el servicio de extracción.
-Masella
menciona que la municipalidad de Cobán es un modelo a nivel país sobre el
manejo de desechos sólidos, porque cuenta con una dirección de desechos
sólidos.
-La
mancomunidad de municipios es una buena alternativa para desarrollar proyectos
regionales, que permitan el abordaje apropiado de la basura, contribuyendo a reducir
la contaminación ambiental y riesgos adicionales cuando los ríos aumentan sus aguas
durante el invierno. Imagen tomada de
Google.
Antigua Guatemala, 18 de octubre de 2022.
[1]
Información proporcionada por la Oficina de Libre de Libre Acceso a la
Información Pública de la Municipalidad de Jocotenango, de fecha 12 de octubre
de 2022.