Un “cachorro” que llegó a
ser alcalde
En memoria de Juan Alberto Sitamul Pocón, quien hoy estaría cumpliendo años.
La pandemia del Covid-19, que azota al mundo entero por casi dos años, ha tenido de todo. Desde las teorías de la conspiración hasta aquellos que no quieren vacunarse, o, incluso, que niegan la existencia de este mal. Pero lo cierto es que durante este tiempo ha habido millones de muertos en el mundo, y en el caso de Guatemala, la cifra de contagiados rebasa el medio millón y la de muertes ronda los 15 mil.
Yo no estoy -no puedo estar- entre los que reniegan de esa enfermedad. Sería un dislocado si la negara, cuando la muerte ha tocado las puertas de mi casa, y ha minado dolorosamente a mi familia troncal. En poco más de un año, dos de mis hermanos cayeron presa de ese enemigo invisible que es el mentado virus, llamado covid-19. El primero fue Miguel Ángel, el 15 de septiembre de 2020, y el caso más reciente, Juan Alberto, “el cachorro”, el 8 de noviembre. Curioso que ambos cedieron sus vidas en horas de la madrugada. No obstante, ambos habían recibido el esquema completo de vacuna. El primero se fue de un día para otro, mientras que el segundo se llevó casi un mes en el hospital antigüeño, asistido por respiración artificial.
Este 24
de noviembre, dedico un texto a Juan Alberto, porque estaría cumpliendo años.
Vino al mundo en 1950, del amor de nuestros padres María Magdalena Pocón y
Eligio Sitamul Valle.
Como
todo ser humano tuvo aciertos y errores, luces y sombras en su vida. Desde su
adolescencia fue bautizado con el apodo “cachorro”, el cual se extendió a sus
hijos. Esto ocurrió en su prematuro aprendizaje de la zapatería, oficio que
tiene tres especialidades: cortador, pespuntador y ensuelador. Lo prematuro
tiene relación con una especie de aceleración de la madurez, puesto que el
aprendiz está expuesto a vivencias entre adultos.
El cachorro dominó las tres especialidades de la zapatería,
aunque creo que su fuerte era la ensueladura. Le tocó vivir un proceso de
transformación tecnológica, yendo de las máquinas de pedal a las eléctricas, en
el armado del corte. O del cocido a mano al proceso eléctrico, o del pulido,
utilizando lija, al pulido a máquina. No solo se adaptó a los cambios en el
oficio, sino que tuvo visión empresarial, instalando su propio taller y una
importante producción de botas para entregar a almacenes de marca reconocida en
la capital de la República y otras latitudes como Mazatenango y Coatepeque.
Algunos de sus hijos siguieron sus pasos en ese oficio.
Especial es el caso de Rafita, aunque también Junior hizo sus tanes. Todo
trabajo honrado dignifica al ser humano, aunque cuando los padres tienen una
visión de superación para sus hijos, suelen privilegiar la educación. Y eso fue
lo que hizo Juan Alberto, con el decidido apoyo de su esposa, Nolberta. Todos son
graduados de secundaria, y tres de ellos, Carlos, Édgar Rafael y Junior, con
estudios universitarios. Esto me recuerda lo que pronunciaba Pío Valle, primo
de mi padre, Eligio: “la mejor herencia que les puedo dejar a mis hijos es la
educación”.
Incursión en la política
En su
primera juventud, Juan Alberto fue ajeno a la participación política, por lo
menos, mientras vivió en Jocotenango, donde dejó el ombligo. Confieso que nunca
conversamos cómo se enroló en la política local de Pastores, donde se estableció
después de casarse y tener su familia. Sí recuerdo de su cercanía con Pedro
Cataví Valle, quien desempeñó la alcaldía (1986-1988), postulado por el partido
Unión del Centro Nacional. Pedro, de oficio sastre, le elaboraba sus pantalones
de gabardina, a la medida, y es posible que a la inversa éste le hiciera su
calzado. Así, se forja una relación que le permite al popular “cachorro” convertirse
en su delfín, recibiendo el visto bueno para ser candidato en la siguiente
elección municipal[1],
celebrada el domingo 24 de abril de 1988. A sus 38 años, el triunfo político le
sonrió, convirtiéndose en alcalde de Pastores para el período 1988-1990[2].
En esa ocasión fueron electas 272 corporaciones municipales, catalogadas de 3ª
y 4ª categoría, según el tamaño de su población.
Uno de
sus grandes legados, si no el más importante, fue la creación del Instituto
Mixto Nocturno por Cooperativa, que ha servido a la educación secundaria de los
jóvenes pastorenses, especialmente de aquellos que trabajan y tienen deseos
verdaderos de superación, yendo por las noches a recibir el pan del saber. Más
de 30 años de funcionamiento, ahora con edificio municipal propio, ese
instituto es un referente histórico de la educación, por el que han pasado
varias generaciones de hombres y mujeres. Al desarrollo académico del
establecimiento también han contribuido dos de los hijos del finado Juan
Alberto. Ellos son Carlos Humberto y Édgar Rafael, quienes identificados
plenamente con la educación brindan generosos sus aportes, desde la cátedra, a la
educación del pueblo, ahora conocido como tierra de las botas, por la fama de
su calzado, no solo en Guatemala, sino fuera de las fronteras nacionales.
En el
año 2003, Juan Alberto volvió a incursionar como candidato a alcalde, esta vez,
postulado por un trío de partidos agrupados en la Gran Alianza Nacional (Gana),
sin alcanzar su objetivo. En esta ocasión compitió contra ocho candidatos,
entre ellos, el también ex alcalde Miguel López Barahona, quien gobernó Pastores
por cuatro períodos consecutivos (2004-2020), según memorias del TSE.
Jocotenango, 24 de noviembre de 2021.
[1] La Junta Electoral Municipal estuvo
integrada por Juventino Reyes Cabrera, Jorge Mario Díaz Illescas, Hilario Valle
Ávila, Fredy Rafael Andrade Palacios y Carlos Humberto Gómez Subuyuj, según la
memoria del Tribunal Supremo Electoral.
[2] Le acompañaron como síndicos, Genaro
Vásquez Valle y Ricardo Quinac Morales; suplente, Espectación Reyes Romero.
Concejales, Baldomero García Hernández, Gregorio Valle Chiquito, José Luis
Menchú López y César Leonel Pernilla Talva; suplente, Irene Guerra Solís de
López.