Ciudadanía activa para fortalecer la democracia


Crónicas de encierro

Came, participación ciudadana y reforma electoral
Ernesto Sitamul
Desde mi encierro tuve ocasión de ver, escuchar e interactuar con los panelistas del conversatorio virtual de la Fundación Esquipulas, realizado el pasado 29 de abril, sobre las lecciones aprendidas en las sesiones de trabajo organizadas por la Comisión de Actualización y Modernización Electoral (Came), como lo establece el Art. 256 Bis, de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (Lepp).



La introducción al conversatorio estuvo a cargo de Jorge Raúl Cruz, Director Ejecutivo de la Fundación Esquipulas; los panelistas fueron Celia Luna Aguilera, del Departamento Sociopolítico de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes) y Eddie Fernández, Secretario Técnico de la Came y Director del Instituto Electoral del TSE, y como moderador actuó Carlos Rafael Cerezo Blandón, de la citada Fundación.

El proceso de la Came es algo inédito. Es fruto de la reforma a la Lepp en 2016, que en el citado Art. 256 Bis, dispone que al concluir el proceso electoral se establecerá dicha comisión, “cuyo objetivo es evaluar el proceso electoral finalizado”, pudiendo derivar ese trabajo en una posible iniciativa de reformas, si así lo considera el Tribunal Supremo Electoral. Con base en esta normativa, se procedió a invitar a diversas organizaciones de la sociedad civil, académicas y políticas.
Sin duda, para la Came fue satisfactorio haber contado con la participación de 78 organizaciones, las cuales presentaron 1,041 propuestas en variados temas de la Lepp, teniendo en cuenta la experiencia de 2019, según apuntó Fernández, cuando se aplicaron las reformas de 2016.
Algunas de tales reformas generaron polémica en la opinión pública e, incluso, otras fueron motivo de acciones de inconstitucionalidad, como el caso de la publicidad electoral y el rol contralor del TSE en la distribución de la pauta y las respectivas tarifas.

De acuerdo con Fernández, la Came sistematizó todas las propuestas presentadas por las organizaciones participantes, por medio de una matriz que incluye los argumentos que le dan sustento jurídico y político a cada propuesta. Con estos insumos, corresponde a los magistrados del TSE, sí lo consideran procedente, preparar una iniciativa de ley para enviarla al Congreso de la República. Según el último párrafo del Art. 256 Bis, esa iniciativa debe ser conocida por los diputados antes que finalice el primer período de sesiones de la nueva legislatura (mayo de 2020, en este caso). Para Luna Aguilera, el TSE tiene que definir, entre la diversidad de insumos generados por la Came, lo que considere técnica y políticamente viable, para incluir en una iniciativa de reformas. Por cierto, la magistratura del TSE, que tomó posesión de sus cargos, el pasado 20 de marzo, ya tomó la decisión de formular dicha.

FORTALECER LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Otro elemento relevante de la reforma electoral de 2016 es lo contenido en el Art. 15 Bis, el cual establece que el TSE “instaurará un mecanismo de participación ciudadana, que promoverá la participación de la ciudadanía empadronada, con el objetivo de incidir en la definición y desarrollo de las políticas públicas del Estado guatemalteco”.
Opino que mientras más ciudadanos-as ejerzan sus derechos cívicos y políticos (involucrándose, además, en las organizaciones partidistas y comités cívicos electorales), la democracia se fortalecerá. Es necesario que haya proyectos y programas de formación y capacitación, no solo a la ciudadanía empadronada; también a quienes no son afiliados a los partidos. Y, en esto, concuerdo totalmente con Eddie Fernández, quien afirmó en el conversatorio virtual de la Fundación Esquipulas, que la formación cívico política debe extenderse al sector escolar, desde los niños y niñas de preprimaria. Agregó que no se puede esperar que mejore la participación ciudadana, solo por obra de reformas legales. Por su lado, Celia Luna Aguilera puntualizó que los ciudadanos son actores políticos relevantes en toda democracia, y que esa participación no se reduce a emitir el voto en las urnas; también conlleva ser afiliado a un partido, ser dirigente, candidato a cargo de elección popular, incluso, financista.

UN NUEVO ESTILO DE HACER POLÍTICA

De cara al futuro inmediato existe una gran posibilidad de dar un salto cualitativo en materia de formación política. En este asunto, los partidos tienen una deuda histórica impagable con sus afiliados. La excepción a esta regla, son la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG) y el Partido Socialista Democrático (PSD), ambos ya desaparecidos, quienes efectivamente contaban con programas de formación, o escuela de cuadros. Pero durante los últimos 30 años, los partidos que cuentan formalmente con Secretaria de Formación, solo es para “taparle el ojo al macho”, porque en la práctica actúan como vehículos electoreros.
La posibilidad de ese salto cualitativo es real. La Lepp establece la obligatoriedad de los partidos políticos a invertir un porcentaje del llamado “bono político[1]” en actividades de formación política. En este contexto, Fernández expresó que del 100% de esos recursos, los partidos que alcanzaron ese derecho en las pasadas elecciones dispondrán en conjunto de Q24 millones para fines de capacitación de sus afiliados, y el TSE tiene la autoridad y competencia para fiscalizar la forma de gastar esos recursos.

MIS CONCLUSIONES

1) Está claro que tras la experiencia de las elecciones pasadas, aplicando las reformas electorales de 2016, el TSE debe presentar una iniciativa de ley al Congreso de la República, antes que finalice el mes de mayo, pensando en mejorar el sistema político y electoral.
2) Comparto con Celia Luna Aguilera, que las organizaciones que participaron en el proceso de la Came deben ser tomadas en cuenta por el TSE, porque ello respaldaría y legitimaría la propuesta.
3) La participación política debe transitar del modelo de viejas prácticas (pactos corruptos, arreglos bajo la mesa, jugarle la vuelta a la ley, opacidad y secretismo) hacia un modelo más democrático, incluyente, igualitario, transparente, y que rinda cuentas a la sociedad.
4) Dentro del TSE, el Instituto Electoral debe fortalecerse para cumplir los grandes retos de capacitación y formación política, no solo de la ciudadanía empadronada.
5) Hago mía una afirmación del panel: “queremos un país de ciudadanos, no solo un país de habitantes”.
Antigua Guatemala, 30 de abril de 2020.


[1] El aporte estatal equivalente a dos dólares de los Estados Unidos de América por cada voto válido obtenido en las elecciones generales.