Plan de desarrollo K´ATUN 2032.

Entre la armonía y el divorcio institucional
La Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia informa en su sitio web que trabaja en la formulación de una política nacional de desarrollo, para que las instituciones públicas, consejos de desarrollo y municipalidades orienten sus proyectos en el marco del Plan de Desarrollo K´atún 2032.
Hace dos años, el presidente de la República solicitó a las municipalidades que orientaran sus proyectos hacia los tres ejes de gobierno. Uno de los objetivos sería conseguir la armonización entre los proyectos nacional y municipales, haciendo más eficiente la inversión pública y generando un mayor impacto en la población.
En este caso, nos referimos a las inversiones del gobierno central, por medio del Sistema de Consejos de Desarrollo (Siscode). 
El gobierno central tiene a su favor -por lo menos eso creemos- el apoyo de la mayoría de gobiernos municipales, teniendo también el control de la Asociación Nacional de Municipalidades.
En este contexto, el mandatario ordenó al INFOM que monitoreara y vigilar que en mayo de 2015 hubiese construidas plantas de tratamiento de aguas negras en todos los municipios del país. Pero este pedido no fue atendido. Un ejemplo: en Sacatepéquez solo uno de los 16 municipios cuenta con esa planta, y en los proyectos priorizados vía Siscode para este año no aparecen las mencionadas plantas. Y esto es grave, gravísimo, no solo por el hecho de que las comunas no atiendan el llamado del presidente, sino porque la falta de procesos apropiados para tratar las aguas residuales está provocando un enorme daño de contaminación ambiental y en la salud de la población.
El divorcio institucional
Es notorio, pues, el divorcio institucional en la inversión pública. Y no es solo cuestión de política partidista: es cuestión de cultura. Por esto, la coordinación y armonización de políticas públicas no es un proceso fácil.
De esa cuenta, la socialización que hace SEGEPLAN del Plan Nacional de Desarrollo K´atún 2032 es necesario y un prerrequisito fundamental si queremos alentar la esperanza de articular proyectos de inversión pública entre gobierno central y gobiernos locales, en una sola dirección que signifique afrontar y resolver problemas históricos no resueltos en la sociedad guatemalteca.