Una golondrina sola no hace verano

El poder a las organizaciones de la sociedad civil

Una amiga me preguntó si los consejos comunitarios de desarrollo tienen el derecho de fiscalizar a los gobiernos municipales, y ¿quién le pide cuentas a estos consejos? La pregunta me permite destacar la importancia de que los ciudadanos (hombres y mujeres) ejerzan sus derechos y deberes. Y para ello es necesario que lean las leyes, que las comenten con otros ciudadanos para aclarar dudas y tener claridad sobre los alcances y límites de sus derechos.

El ejercicio de sus derechos le permite a los ciudadanos ser parte activa en la búsqueda de solución a diversos problemas que afectan a su comunidad o  municipio. Y cuando un ciudadano participa apropiadamente en su contexto social, se apropia de la ley, la hace suya, le da vida al valerse de ella para ejercer sus derechos. La acción individual o en solitario no tiene los mismos alcances que hacerlo en forma organizada. Un dicho popular dice que “un leño solo no hace fuego”. De esa cuenta, puedo afirmar que la acción colectiva tiene más fuerza, es más representativa y tiene más peso en la toma de decisiones dentro de la comunidad.
La Constitución Política de la República garantiza a todos los ciudadanos sus derechos, a los cuales se le oponen sus deberes y obligaciones. Y las leyes ordinarias específicas desarrollan aquellos derechos y deberes, tal el caso de la Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural, cuya vigencia data de 10 años atrás. Bajo el principio de que la acción colectiva es más provechosa que la individual, puedo afirmar que una de las fortalezas del poder ciudadano está en las organizaciones de la sociedad civil. Y aquí aprovecho para puntualizar la respuesta a la pregunta de mi amiga: los consejos comunitarios de desarrollo tienen dos estructuras organizativas: 1) la asamblea comunitaria, que es la máxima autoridad, y 2) el Órgano de Coordinación (directiva). Me explico: la asamblea comunitaria se integra con los vecinos de una comunidad, sea ésta, un caserío, una aldea, una colonia o un barrio. Ellos son la máxima autoridad, con capacidad para fiscalizar a su Órgano de Coordinación. Y los consejos comunitarios de desarrollo tienen entre sus funciones la auditoría social de los gobiernos municipales.
A manera de conclusión. El poder ciudadano radica en sus organizaciones de base, como los consejos comunitarios de desarrollo. A través de estas estructuras los ciudadanos ejercen sus derechos, proponen y gestionan proyectos de interés común, defienden sus intereses legítimos y contribuyen al desarrollo general de la comunidad y del municipio. La experiencia nos dicta que los ciudadanos organizados son más respetados por la autoridad superior, y lo serán más si los COCODES cuentan con el respaldo de la mayoría de los vecinos; a su vez, estos vecinos tienen el derecho y el deber de fiscalizar a su COCODES, participando en la asamblea comunitaria.
Los cambios positivos en la vida comunitaria nacen de la participación ciudadana informada, responsable y comprometida de los vecinos, por medio de los consejos comunitarios de desarrollo y otras formas organizativas.