Prácticas indeseables

Diputados se pelean por oficinas
Algunos diputados como Mirna de Coro, esposa del alcalde de Santa Catarina Pinula, han dado muestras de insensatez por la disputa de oficinas en instalaciones del Congreso de la República. Por su cuenta ella ordenó cambiar chapas de una oficina que ocupaba un diputado no reelecto, y como éste todavía tenía "chunches" personales en la misma, también violentó la chapa e hizo instalar otra. Total, cuando la diputada que inició el problema llegó al día siguiente, en la pretendida oficina ya estaban instalados los nuevos diputados de Encuentro por Guatemala.
Muy diputados son, pero deben respetar el orden arministrativo dentro del Congreso. En su caso, deben atender lo que disponga la Junta Directiva y los Jefes de bloque, y no proceder como lo han hecho algunos diputados, lo cual los pinta de cuerpo entero. Conducta indeseable en quenes están investidos como "dignatarios" de la nación. ¿Será esto un ejemplo digno para ser emulado por los niños y los jóvenes? Son los diputados los primeros que deben dar el ejemplo de respeto a las normas generales, y específicas como en el caso de las regulaciones internas del Congreso de la República.
Habría sido en alguna medida positivo que la directiva públicamente llamara la atención de estos diputados, tomando en consideración, primero que se violentó un orden establecido, una norma interna de funcionamiento del Congreso, y, segundo, este organismo no tiene las mejores calificaciones en la opinión pública, y por tanto su imagen es cuestionada, y se ve perjudicada aún más con estos actos indeseables que protagonizan algunos diputados.
A esas prácticas repudiables se sumó el bochorno cometido por el diputado uneísta Mario Taracena, quien lanzó diversos objetos al presidente del Congreso Gudy Rivera, en plena sesión del pleno, el pasado jueves 19 de enero, porque le negó el uso de la palabra cuando se leía despacho calificado. Rivera dijo que ese punto no es motivo de discusión, según la técnica parlamentaria, y por tanto no se le podía dar la palabra al diputado Taracena. ¿Y para qué quería la palabra? Taracena estaba molesto por la cantidad de renuncias leídas de sus compañeros de bancada, quienes en la primera sesión de la séptima legislatura de la era democrática se cambiaron de partido. Y de paso, los renunciantes de la UNE, convertidos en tránsfugas, como se conoce a los diputados que se cambian de partido, crearon un problema a dicho partido, que tenía programada su asamblea general extraordinaria para elegir nuevo comité ejecutivo a finales del presente mes. Resulta que varios de los diputados que abandaron sus filas también eran secretarios departamentales y por ello también sería electores.
Cosas veredes Sancho amigo.